Allí se desarrollo en Río Piedras. Recuerda a Rio Piedras como un pueblo tranquilo y seguro en la década de 1940. Las casas en cemento eran muy pocas, la mayoría era de madera. El sueño era tener el balcón y la cocina en cemento aunque el resto era madera. Ella vivía en una casa alquilada que pagaban a 7.50 dólares divididas en dos viviendas. Pertenecía al Seminario Evangélico. Río Piedras daba oportunidades y tenía unos campos preciosos. Ella recuerda que siempre quiso tener cuarto separado, pero dentro de la pobreza tenía de todo. La tradición que en cada festividad era vestirse de un color en particular. Los zapatos eran un lujo que se usaba en momentos especiales. Cada barrio estaba separado por campo, pero no peleaban entre si ni compartían. El barrio Amparo donde fue a la escuela fue el único que desapareció ya que estaba en terrenos de Universidad de Puerto Rico. Cuando era niña a la avenida Ponce de león le llamaban Ensanche y allí iban a caminar de noche las muchachas con permiso e iban con los niños para ver a los muchachos. En aquel tiempo no las llevaban a la playa por lo que iban a la grama que era la Universidad de Puerto Rico, un parque para ellos. Ella vivió en otros lugares pero siempre ha vuelto al Barrio Blondet, donde tiene su casa ahora. Ella recuerda que los mítines políticos se efectuaban en el Parque Muñoz Rivera y regresaban a media noche, y luego caminaban a su barrio en la oscuridad y nunca les ocurrió nada.
vistos 7252